El papel pintado es un modo económico de cambiar el aspecto de una habitación determinada sin tener que recurrir a ayuda profesional, ya que lo podemos colocar nosotros mismos con un poco de habilidad.
¿A rayas, con flores, lunares, cenefas, estrellas…? Hay todo un universo decorativo esperando. A continuación, te mostramos una selección de ideas para entrar en materia e ir eligiendo aquél que más te guste y con el que tu casa se sienta más favorecida.

Existen estampados para todos los gustos, tantos como podamos imaginar. Elegir el modelo que le siente bien a nuestro dormitorio es cuestión de seleccionar con cuidado y paciencia, y sobre todo que sea acorde con el resto de la decoración. Procura evitar los colores demasiado fuertes, o que al menos estén combinados con blanco. Huye de las estridencias y los experimentos. El papel debe iluminar la habitación, pero no apagarla u oscurecerla.


Antes de ponerte manos a la obra en el proceso de empapelar el dormitorio, vigila que la superficie de la pared esté limpia y seca. Es decir, no debe haber agujeros, humedades, tomas de corriente en medio, cableado o restos de otro empapelado anterior. Si los hubiera, raspa la superficie sobrante o tapa con masilla las aberturas.


El dormitorio del bebé, otro lugar muy apropiado para empapelar con motivos que favorezcan el descanso del recién nacido.



Aplica la cola sobre el papel con cuidado y deja siempre unos tres centímetros de espacio de más en el papel, para evitar que quede demasiado corto sobre la pared. En cuanto al tiempo de secado, variará según el tipo de papel elegido, así que ten en cuenta siempre las indicaciones especificadas por el fabricante. Por lo demás, es una tarea bien sencilla y rápida; si trabajas en equipo, obtendrás un buen resultado en poco tiempo y el dormitorio tendrá una apariencia distinta y mejorada. Esta tarea también es válida para otras estancias de la casa.




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