Las alfombras son un aliado perfecto para nuestras habitaciones cuando llega el frío, además de un complemento decorativo magnífico. Sea cual sea su textura, nos permiten andar descalzos sin enfriarnos, cobijarnos en ellas con el máximo confort posible y preparar cenas alrededor de una mesa, sentados en el suelo. Puedes poner alfombras en prácticamente cualquier lugar de la casa y mejorar el aspecto de las habitaciones. Un diseño atrevido o un color tropical pueden modernizar la apariencia de una sala y darle más vida, mientras su tejido nos arropa y da calor cuando bajan las temperaturas.
Podrás encontrar alfombras realizadas en muy diversos tejidos y con variados y curiosos diseños. Los más empleados, y también los más cálidos, son el nylon, la lana y el algodón, pero también las hay de cuero o seda, materiales más suaves y delicados. Además, puedes elegir entre alfombras de pelo largo, ideales para el invierno, o de pelo corto, más frescas aunque no tan apropiadas para estas fechas.
Debemos procurar que las alfombras estén lo más cuidadas posibles y limpias, ya que, por su textura o color (las blancas, por ejemplo, se manchan con más frecuencia), son un foco seguro de gérmenes y suciedad, que quedan adheridas entre las fibras de sus pelos. Los niños suelen pasar mucho tiempo tumbados y jugando en las alfombras, y es por ello por lo que debemos mantener al máximo la higiene de éstas, pasando un cepillo con frecuencia por encima. Esto mejorará, además, la calidad del pelo del propio tejido.
Existen otros productos específicos para su cuidado, algunos de ellos especiales para evitar la aparición de moho, muy típico si mantenemos la alfombra pegada a un foco de calor constante, como la calefacción, ya que genera humedad.
No obstante, siguiendo estos pequeños consejos de mantenimiento, podrás disfrutar de tus alfombras con toda la tranquilidad y comodidad del mundo.
Fotos: portobellostreet.es; elmueble.com; es.tendencias.yahoo.com; decorablog.com; ikeando.com; decoora.com.