El arquitecto Neto Porpino en su último traslado de domicilio ha decidido romper con la monotonía. En su nuevo apartamento de 60 metros cuadrados ha decidido que ningún armario, cómoda o aparador toque con los pies en el suelo.
La composición ha estado marcada por conseguir el máximo resultado con el menor presupuesto posible. Las paredes se adornan con ornamentos adquiridos en innumerables viajes y con pequeños toques de irreverencia.
En la sala de estar y comedor ya observamos los muebles al aire, son la enseña de la casa. La lámpara con pantalla transparente es uno de los trofeos de viaje del arquitecto. En la pared fotografías de sus viajes.
Desde el lado opuesto vemos el resto de la sala y la entrada donde ha decorado una pared con falso ladrillo. Colores neutros en todo el apartamento, salpicados con pequeñas pinceladas de colores intensos de algunos complementos.
En el frontal de la cocina ha dispuesto un patchwork de tela impermeable adhesiva cortada al tamaño de los azulejos. Colores cálidos para crear una marca personal en la fría blancura de la cocina.
La sala de estar con los falsos ladrillos de la entrada, es papel pintado con ese dibujo y el pasillo donde ha colocado una serie de urnas que contienen su pequeña colección de «toy art». Las urnas son cubos de acrílico adheridas a la pared con cinta adhesiva de doble cara.
El dormitorio, con una hamaca junto a la cama tendida entre las dos paredes. En su oficina también ha recurrido a los armarios colgados, una solución muy práctica. Butacas de rejilla, un toque colonial entre la linealidad de los demás muebles del apartamento.
Fotos: casa.abril.com.br