Un cálido apartamento en Madrid de estilo clásico Artículo Publicado el 04.08.2015 por Javi
Este elegante apartamento madrileño propiedad de un fan del diseño clásico de los años 50 fue renovado por el diseñador Erico Navaso. Situado en un edificio del año 1809 sufrió su última remodelación en 1970. Ahora la reforma consistió en derribar todos los tabiques que dividían el interior del pequeño apartamento, recuperar las viejas sobre ventanas de lamas de madera y se aclaró el suelo de madera con lejía.
Aunque el apartamento es mucho más pequeño de lo que aparenta gracias a estas obras de reforma y las virtudes del espacio ahora parece mucho más grande. A ello contribuye enormemente dos factores fundamentales, la luz y el color blanco que recubre paredes y techos así como la altura de este último.
También se nota y mucho el trabajo realizado al suelo pues imaginamos que sería muy oscuro, es lo que se llevaba en la época, y ahora luce espectacular mostrando la veta de la madera y ese aspecto inimitable del pino centenario.
En este pequeño museo-apartamento su propietario, Fernando García, puede lucir y gozar su gran colección de objetos emblemáticos de la era dorada del diseño de interiores.
Es alucinante ver la gran visión de futuro que tuvieron aquellos trabajadores del diseño que con el tiempo han devenido en verdaderos artistas. Esas líneas, ese juego de la geometría es desde luego toda una obra de arte.
La mesa de comedor con sus gráciles patas combina perfectamente con las estilizadas sillas de estructura metálica. El conjunto formado por las golondrinas y el bello plato con figuras humanas estilizadas forman una bellísima combinación donde el juego formado por las líneas dan la sensación de movimiento.
Para crear algo de contraste la pared junto a la cocina se ha decorado con un elegante empapelado que combina con el tapizado de los taburetes de la zona de estar.
Desde luego estamos ante una decoración muy medida y pensada. Nada se ha dejado al azar y el espacio y el movimiento son elementos con los que se ha trabajado intensamente.
El resultado final ha merecido la pena. Vivir en un pequeño museo del diseño de los años 50 desde luego no está al alcance de cualquiera, un lugar envidiable para disfrutar.