La claridad y frescura del estilo francés atrapa al primer vistazo. La sencillez de sus diseños seduce por lo confortable que resulta, muy típico de las villas de la Provenza francesa, de ahí que también se conozca por estilo provenzal.
El lino es un material de referencia en este estilo, por su fascinante textura y por la suavidad que emana. Se emplea para cubrir la cama, la mesa o en otros detalles de interiores que transforman el espacio en un lugar auténtico y maravilloso.
Otros elementos representativos de esta tendencia son los centros con flores, las jarras de cerámica, los adornos de cristal o las piezas antiguas dispuestas por toda la casa de forma casual, creando una sensación de improvisación absoluta.
Hay también un gusto recurrente por lo natural y liviano, sin recargamiento visual ni colores estridentes u opacos, que no dejan pasar la luz. El blanco es habitual, pero también lo son el azul marino, el verde, el beige o el color crema.
Detalle de un baño con elementos vintage que recuperan la frescura de tiempos pasados. Las toallas y la belleza de la bañera, por ejemplo, ofrecen sensación de pulcritud y los distintos detalles revalorizan el conjunto final. Un estilo muy natural para quienes aman lo artesanal y los interiores con encanto rural.
Fotos: homelife.com