Las cocinas de estilo oriental se caracterizan por ser espaciosas, cómodas y muy funcionales. Son lugares desprovistos de decoración superflua, pero equipados con lo básico. En ellas se da mucha importancia a la iluminación y al orden. Estas cocinas de inspiración asiática son una buena muestra de ello.
Las cocinas orientales suelen estar provistas de una mesa larga o una isleta central que suponga un espacio extra donde dejar los propios ingredientes antes de cocinarlos. En cuanto a la equipación, puede haber ligeras variaciones con respecto a las cocinas occidentales.
Así, por ejemplo, la clásica vitrocerámica suele cambiarse por una plancha de acero inoxidable. Esto es así porque, a la hora de cocinar, difieren los métodos. También los fregaderos pueden variar. Los orientales incorporan una tabla o rejilla para cortar la comida y filtrar el agua. Todo perfectamente equipado para hacer las tradicionales y sabrosas recetas de wok, arroz o para preparar sushi.
Esta última propuesta responde a una cocina de estilo japonés. Como vemos, está provista de estos elementos de los que hemos hablado, con una decoración muy minimalista, simétrica, con una buena iluminación y amplio espacio para cocinar. En cuanto a los materiales, la madera sigue siendo el más usado, tanto por la belleza que transmite como por su sencillez.