Las princesas de la casa se merecen tener un
dormitorio ideal para ellas. Aquí tenemos cuatro ejemplos de cómo podemos lograrlo de una manera sencilla. El resultado de esta
decoración: habitaciones acogedoras, dulces y muy coquetas.
Colocar un
papel pintado alegre y vistoso puede cambiar por completo la imagen de un dormitorio. Aquí se ha colocado sobre una sola pared un papel con motivos barrocos en tono fucsia, y el resto se han dejado en color blanco. Un
diván de forja, unas cortinas delicadas y un par de alfombras combinadas con el resto, completan esta
preciosa habitación.
Aquí, otro ejemplo del uso del diván. En este caso se ha colocado en el centro de una habitación abuhardillada de estilo rústico. Parte de la pared del fondo se ha adaptado como pizarra y el resto se ha decorado con motivos florales.
En este dormitorio, la pieza que da carácter es la cama redonda, con un cabecero también circular y mullido. El juego nórdico y los cojines ponen la guinda a este conjunto fresco y adorable.
Este último dormitorio es más funcional, pero no por ello menos dulce. El hueco de debajo de la cama se ha aprovechado para colocar una cama-nido. Las paredes se han pintado en un discreto gris taupe para dar protagonismo al color principal: el rosa.