Hace ya unos años que la celebración de la fiesta de Halloween llegó a nuestro país para quedarse. Empezó tímidamente, pero ha ido dando pasos agigantados de la manera que se ha ido introduciendo e involucrando a los niños y a las familias. Si al principio bastaba con un disfraz terrorífico y unas pinturas en la cara que dieran miedo, ahora, para celebrar una verdadera fiesta para tus hijos y sus amigos, no te puede faltar decorarla la casa, crear un ambiente fantasmagórico y tematizar la comida.
Te ayudamos a conseguir este ambiente y que la fiesta sea la admiración de todos.
Probablemente el salón sea la zona de la casa donde se ubicará la comida y la fiesta en sí, pero eso no quiere decir, que desde que llegamos a la puerta, o incluso antes, la decoración nos invite a quedarnos.
Hasta la puerta de entrada nos recibirán unas magníficas luces de calabaza que iluminen el camino. Al llegar a la puerta, Una escoba nos advertirá que brujas han pasado por allí. Y un pomo con formas de manos de zombi nos darán la bienvenida. A La puerta le podemos dar un aspecto envejecido colocando telas de arañas sobre sus marcos.
Muchos de estos elementos los puedes hacer tu mismo si se te dan bien las manualidades y si no es el caso, los puedes encontrar en esta web de decoración de halloween, donde además encontrarás más ideas para decorar tu casa.
El vestíbulo debe de ser una continuación, aunque no sea la estancia principal, debe ser una continuidad de la entrada. Lo despojaremos lo máximo posible de muebles y podemos recrear un rincón con una figura de un fantasma, momias o esqueletos.
Unos murciélagos desde el techo y las paredes nos acompañarán hasta la sala principal.
El salón. De las lámparas, cortinas y cuadros colgarán arañas con sus telas kilométricas, se mantendrá la iluminación con las calabazas y velas, y a las sillas las vestiremos con fundas en color negro. Se puede añadir un cojín que recree restos de manchas de sangre.
La mantelería y las servilletas, así como la vajilla:copas, vasos y platos, se unificarán en un mismo tono de color y con algún toque terrorífico de alguna calavera o adorno similar.
En la mesa nos sorprenderá algún bicho peludo que no esté invitado pero que se haya colado.
En la comida que vamos a servir, sería recomendable hacer un guiño a la fiesta que se celebra. Tartas con motivos de calavera, frutas con forma de fantasma o de calabaza, galletas de vampiros, salchichas simulando dedos cortados, golosinas que parecen huesos, sándwiches con forma de ataúdes, ojos o dientes…todo un festín.
Si tienes la suerte de disponer de espacios exteriores, escaleras o chimenea son rincones especiales que agradecen mucho la decoración, por ejemplo, con globos y otros elementos más llamativos.
Y por supuesto, los anfitriones e invitados deben estar integrados con el ambiente, así que nada mejor que un buen disfraz y un buen maquillaje que asuste a todos. Y muchas, muchas ganas de pasarlo bien.