Esta vivienda que vamos a ver a continuación desprende un encanto especial. Decorada casi al cien por cien en blanco, se trata de una impresionante propuesta alejada de los cánones establecidos, sin una pizca de color. Un mundo de líneas suaves que se difuminan hasta el límite. El blanco cegador de esta propuesta de vivienda rompe con lo conocido.
Si lo que buscas es un interior alegre, está claro que esta tendencia no será la adecuada para ti. Sin embargo, algo tiene esta decoración que te termina atrapando y cautivando. Quizá porque invita a zambullirnos en un universo hiperdelicado, en el que el blanco albino absorbe todo rastro de luz y crea unos contornos casi fantasmagóricos, como si estuviéramos en un escenario irreal, idealizado.
Pero no sólo tenemos que fijarnos en el uso del blanco como color omnipresente, o en la ausencia de resto de cromatismo, sino en el equilibrio de las propias composiciones interiores. Estamos en una vivienda muy básica, con un uso de la decoración muy particular, pero en el que se han construido unas estancias increíblemente bellas y confortables.
Lo delicado asoma en cada habitación. Muebles rectos de madera pintada, muy básicos; superficies desnudas y adornos a juego, con una constante de casitas, tazas de té y sillas. Pero, además, la supuesta frialdad que se le podría achacar a la presencia insistente del color blanco es neutralizada gracias a un concepto muy especial del espacio, en el que se juega con los elementos que conforman la estancia de un modo muy inocente, casi como si se tratara de una casa de muñecas a escala real. Todo desprende pureza y sencillez, equilibrio y armonía.
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