Llega la vuelta al cole, la vuelta al trabajo, en definitiva, la vuelta a la rutina. Atrás quedan los días de desconexión en la playa y las tardes viendo atardecer desde lo alto de una colina contemplando un horizonte sin fin. Con el regreso, todo vuelve y es ahora cuando nos encontramos en el momento de analizar cuáles son las necesidades que nos urge cubrir, para poder sacar adelante un nuevo curso de estudio, todo un año de proyectos, maquetas, horas frente al ordenador y muchas noches en vela.
Echando un ojo a ese lugar de estudio, debemos replantearnos si es el indicado o si, por el contrario, sólo requiere de una pequeña adaptación para convertirlo en el emplazamiento ideal en el que desempeñar todas nuestras tares con la comodidad necesaria. Por ejemplo, esa mesa que ocupa un espacio estratégico sobre la que se apilonan mil utensilios, la mayoría sin sentido, y en la que, llegado el momento, no encontramos nada. Esa luz artificial que debe iluminarnos, apropiadamente, durante las horas de oscuridad, sin que tengamos que forzar demasiado la vista para realizar nuestro trabajo. ¿O que nos decís de la silla que utilizáis? Son muchas las personas que arriesgan la salud de su espalda haciendo un mal uso de sillas comunes, como sillas adecuadas a esta función, o quienes simplemente, arrastran desde hace años la misma que en su día adquirieron cuando comenzaron sus estudios, en primaria.
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