Decorar no es sólo preparar grandes proyectos y presupuestos acordes con la magnitud de la obra. Decorar es darle un toque personal a un ambiente vivido y eso lo podemos conseguir simplemente con algunos objetos de nuestro agrado. Hay objetos decorativos que nos siguen toda la vida, son recuerdos muy personales que no se separan jamás de nosotros.
Pero luego hay multitud de objetos que vamos adquiriendo condicionados por la moda de cada momento, nuestro estado de ánimo y que nos permiten variar y hacer que la decoración de nuestro hogar sea algo cambiante, vivo, como nosotros mismos.
Esos pequeños detalles, aunque pasajeros y livianos, también son parte de nuestro crecimiento personal y son imprescindibles para que nos sintamos a gusto con nuestro hogar y con nosotros mismos.
La zona de trabajo es uno de esos lugares donde nos gusta tener cerca nuestros amuletos de la suerte, esos objetos atemporales que acaban siendo parte de nosotros mismos.
Luego hay pequeños detalles que por su gran belleza e impacto pueden transformar fácilmente una decoración cambiando el sentido y el punto de vista.
La decoración de una casa vivida es siempre cambiante porque los seres humanos somos así, lo que hoy nos parece lo más dentro de un tiempo será algo pasado de moda, los tiempos que vivimos acelerados y cambiantes son los que nos arrastran a esa necesidad de innovación constante. No hay nada de malo en ello, si nosotros cambiamos nuestro aspecto, nuestro estilo, nuestro vestuario, también la casa debe sentir esos cambios que nosotros experimentamos constantemente.
Fotos: visuell.ro