Dependiendo de la cantidad de rojo o azul que contenga, el amarillo puede mostrar distintas personalidades. Cuando predomina el rojo es cálido y acogedor, así que está muy bien en paredes y muebles grandes. Si predomina el azul, el amarillo se torna más frío, por lo que hay que usarlo con moderación, en accesorios o muebles pequeños. Los amarillos brillantes no son apropiados para dormitorios y oficinas, ya que pueden alterar el sueño y la concentración. En cambio el amarillo mantequilla puede funcionar como color neutro y usarse en cualquier lugar.
Una habitación con una gran parte de ella en amarillo indica alegría, entusiasmo y sentido de la aventura. Al introducir muebles amarillos, se ha de tratar de coincidir con el ambiente de la habitación.
Silla lacada en amarillo, perfecta para una cocina en la que predomine el color blanco.
Una cómoda en amarillo es ideal para la habitación de una niña o para guardar toallas y artículos de tocador en un cuarto de baño.
Esta cama con dosel, con los complementos en gris neutro, es adecuada para una habitación decorada en estilo minimalista.
«Este color es llamativo en pequeñas dosis, porque el ojo va directo a él» dice Thomas Jayne, decorador neoyorquino. «Incluso un tazón de limones en un aparador cumple ese objetivo» apuntilla Jayne. Cuando se trabaja con detalles amarillos, se ha de optar por tonos fuertes para maximizar el impacto y no usar varios tonos de amarillo en una misma habitación. Almohadas, mantas y demás accesorios pueden usarse a este fin. «Sólo se debe mantener alejado de la vajilla», dice Jayne. La comida pierde vistosidad en contraste con el amarillo.
Vía: realsimple