Los jardines zen, de marcada tendencia oriental, están muy de moda en la actualidad. Una filosofía de vida que traspasa fronteras e incluso se ha extendido a la decoración, llenando los espacios interiores y exteriores de nuevas ideas en busca del equilibrio, la armonía y la paz.
Pero aparte de todo este apartado filosófico, no se puede negar que un jardín zen no sea bello. La armonía que desprenden los distintos elementos que lo componen los convierten en lugares muy atractivos para retirarse a descansar o simplemente dar un paseo por ellos. Enseñamos algunos trucos para crear un jardín zen de modo sencillo.
El descanso es importante, por eso conviene que añadamos muebles de materiales confortables y poco duros, en colores alejados de las estridencias visuales. Las gamas en negro, gris, colores tierra y en blanco son las más adecuadas para este tipo de recintos. Y si además añadimos al conjunto una pequeña cama – en este caso un futón – mejoraremos aún más la sensación de espacio dedicado a la relajación y tranquilidad. También se puede crear un pequeño lugar para sentarse a tomar una bebida apetecible y contemplar la naturaleza.
En cuanto a la vegetación, la más adecuada para estos jardines son las plantas más pequeñas y de fácil cuidado. Los crisantemos, por ejemplo, son los más habituales, aunque no los únicos. También puede haber todo tipo de hierbas aromáticas, nenúfares y bonsáis, y en general cualquier flor o planta que queramos criar. Otros detalles que no pueden faltar son las piedras, cuya función va más allá de lo ornamentativo, siendo elementos de un valor simbólico en todo jardín zen que se precie.
Fotos: studioblog.com