Las tiendas minoristas de vinos son una categoría especial, venden un producto etiquetado donde la mayor parte de la información se encuentra en un pequeño espacio impreso con letra pequeña. Además se trata de un producto de difícil exposición y donde la diferencia entre tipos y marcas es muy estrecha. Al final acaba siendo una diversidad que es poco diferenciable. Los diseñadores deben hacer un gran esfuerzo para que ese espacio, grande o pequeño, resulte agradable al comprador.
En la tienda Mistral de São Paulo, Brasil, diseñada por el arquitecto Arthur Casas tenemos un ejemplo perfecto de cómo convertir un espacio aburrido en un magnifico y visual recorrido por el mundo del vino.
El sistema de exposición de las botellas permite la visualización de las etiquetas sin tener que estar levantándolas a cada momento. El largo pasillo de exposición desemboca en una zona de bar donde poder aprender sobre el vino por medio de la lectura y la degustación.
El vendedor en línea holandés Grapy contrató al estudio Storeage para que le diseñara su primer espacio físico de venta. Este espacio se encuentra en la librería Het Verbogen Rijk, en Roosendaal, Holanda. Esta tienda dentro de otra tienda permite integrar el vino junto a los libros de gastronomía, cocina y enología.
En un diseño a modo de cajas y separado por zonas marcadas por nombres y grafismos crea un entorno muy visual. Donde es fácil localizar los vinos, si buscamos un vino blanco seguro que no andará muy lejos del gran lenguado dibujado en la pared.
En Battery Park, en Nueva York, se encuentra Vintry Fine Wines, una tienda que tiene una exposición de 2500 botellas de vino y que es propiedad de Peter Poulakos hijo de Harry Poulakos fundador del mítico restaurante Harry de Nueva York. Esta tienda fue diseñada por Roger Marvel Architects y se basa en las hileras de los viñedos y las suaves líneas de las colinas.
Hay muchos estilos posibles para la decoración de una tienda de vinos, en esta ocasión vemos una tienda diseñada en estilo minimalista urbano. El espacio físico de la tienda no permitía muchas florituras y se optó por el pragmatismo, los diseñadores de Furch Gestaltung + Produktion no tuvieron muchas opciones en esta pequeña tienda de vinos de Stuttgart, Alemania. Tenían que meter 1200 tipos de vino, con un stock de 12000 botellas en un espacio de 70 metros cuadrados.
Los diseñadores optaron por usar cubos de varillas metálicas que pueden contener 25 botellas cada uno, apilándolos en distintos colores se consiguió además dar un toque alegre y divertido al espacio. Además de crear un código de colores para que los clientes recuerden dónde estaba aquel vino que les encantó.
Fotos: thecoolhunter.net