Frágil y delicado, pero también con una presencia indiscutible que embellece los espacios, el cristal es uno de esos materiales clásicos a los que podemos recurrir a la hora de decorar o cubrir un espacio determinado. Así pues, lo podemos emplear como soporte de encimeras de cocina, una opción tan atractiva como única, con resultados tan destacados como los que os vamos a mostrar.
Con estas superficies podemos crear espacios con una luminosidad especial, asemejando un poco cataratas de agua, muy apropiadas para entornos como la cocina. El cristal refleja la luz y puede llegar a tener distintos tonos de color dependiendo del propio material usado, así como de su grosor. No hay dos cristales tallados del mismo modo, por lo que esto puede ayudarnos para crear ambientes muy diversos que encajen con el resto de accesorios.
La opción más clásica suele ser la de superficies rectangulares o cuadradas, pero también podemos adaptar estos cristales a acabados más curvilíneos, creando sorprendentes y llamativos encuadres como éste:
Otro aspecto a tener en cuenta, que ya mencionábamos antes, es cómo el cristal refleja la luz sobre su propia superficie, a la manera en que actúa un espejo, reflejando detalles del propio entorno que ofrecen un aspecto delicado y muy bello.
Son opciones de diseño, pero óptimas para combinar con materiales muy diferentes, tanto con madera como con mármol, acero inoxidable, granito… Lo bueno que tiene el cristal es que suele combinar con todo tipo de elementos. En su versión más azulada, el cristal ofrece este aspecto más único, como si estuviéramos en presencia de superficies acuáticas. Fijaros, por ejemplo, en la belleza de esta encimera:
Una opción, sin duda, para tener en cuenta en espacios como la cocina, aunque también puede tener cabida en el cuarto de baño.
Fotos: idesignarch.com ; simplykitchenbath.com