Conseguir que tu frigorífico, refrigerador, nevera o heladera (viva la riqueza del español) luzca como integrado en tu cocina es una tarea que puede tener distintos niveles de complejidad según lo que deseemos obtener. Si queremos que quede enrasado a la pared y no sobresalga de ella será una cosa y si lo queremos a ras de las encimeras y armarios de la cocina será otra muy distinta.
Aquí vemos un frigorífico encastrado en la pared. Está claro que deja muchísimo espacio libre en la cocina pero necesitamos una estancia libre detrás para alojar el electrodoméstico. Además por supuesto de tener que hacer una obra considerable, romper parte del tabique y restar espacio a la estancia contigua.
Pero se puede obtener similar resultado, visual al menos, enrasando el electrodoméstico con el resto de elementos de la cocina. Elegiremos para ello aparatos diseñados especialmente para este uso y que tienen las dimensiones estándar de las encimeras y armarios de cocina.
Hay algunas opciones más que vienen a ser básicamente la misma pero con distintos enfoques. Una es construir armarios alrededor del frigorífico, incluso por arriba para llegar hasta el techo. La ventaja es que se consigue un montón de espacio extra de almacenaje pero a cambio tenemos un impacto visual importante. Además si la cocina no es muy grande ese impacto puede ser ciertamente agobiante.
La otra solución de que hablamos es construir una falsa pared. Más bien sería aprovechar un hueco en la pared y rellenarlo con el frigorífico y muebles hechos a medida. Es una magnífica solución pero hemos de contar con dicho espacio o hacerlo con lo cual ya nos estamos metiendo en un berenjenal.
Fotos: bhg.com