Si tienes la suerte de tener una buhardilla o de vivir en una, sabrás por qué nos referimos a estos espacios como lugares con mucho encanto. Si bien es cierto que el tamaño de las buhardillas, por lo general, suele ser menor que el de otras habitaciones de la casa, su estratégica ubicación en los edificios las llena de ventajas y posibilidades decorativas. Su techo abuhardillado, tal y como indica su nombre, es uno de sus mayores atractivos. Suelen ser lugares luminosos, ya que la inclinación de su tejado y la posición de sus ventanas facilita la entrada de luz. Lo cierto es que sus características dimensiones y su peculiar estructura pueden dar mucho juego y acoger magníficos rincones radiantes y diáfanos si nos ponemos a ello.
En la buhardilla podemos tener desde un dormitorio hasta una sala de estar, pasando por un despacho o un taller. Son muchas las utilidades que se nos ofrecen en este lugar de la casa tan emblemático como no siempre bien aprovechado.
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