La vida hace que los individuos se vean expuestos a lo largo del tiempo a diferentes circunstancias que los hacen sentir sensaciones de lo más variadas. Los momentos más felices, los hitos conseguidos, la llegada de un hijo… Y, por otro lado, tiempo amargos, la pérdida de un ser querido, la incertidumbre del porvenir, un desengaño amoroso… La decoración en estas circunstancias contribuye de manera eficaz a disfrutar más intensamente de los buenos momentos y a encontrar el equilibrio emocional en las circunstancias adversas, sobre todo si se utiliza la cromoterapia de forma consciente como base.
El hogar debe ser el templo donde encontrar la paz, donde sentirse a salvo de cualquier circunstancia externa. Cuando se llega a casa después de un duro día de trabajo o de haber sufrido alguna situación estresante, no hay nada como darse un baño relajante y recuperar poco a poco el propio control de la existencia. En este sentido, para sentirse realmente cómodo, seguro y recuperar el equilibrio emocional, la decoración juega un papel esencial.
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