El violeta es uno de nuestros aliados decorativos infalibles. Este color, del espectro frío, nace de la mezcla del rojo y el azul, y posee una amplia gama de tonalidades, desde el morado, lila o berenjena hasta el púrpura, añil o índigo. Podemos jugar con diferentes grados de intensidad, creando distintos ambientes y efectos sorprendentes y muy especiales que no deberías perderte.
El violeta transmite paz y contribuye a superar los estados emocionales negativos. Combinado con el blanco, favorece los ambientes luminosos y agradables. Puede ser sensual y armonioso, o misterioso y elegante. Estimula la imaginación y la fantasía y su contemplación pone de buen humor. En definitiva, estamos ante un color exquisito y cosmopolita que nos puede dar mucho juego si nos dejamos seducir por él dejando a un lado los prejuicios.
Desde la cocina hasta el cuarto de baño, pasando por el dormitorio o el salón, cualquier rincón de nuestra casa puede ser el escenario idóneo para llevar a cabo una transformación cromática y darle un poco más de alegría y diversión al día a día. Las paredes, techos y baldosas en violeta realzan las dimensiones de la estancia, y el resto de accesorios y detalles colaboran para crear un aspecto general de distinción y buen gusto con un punto encantador, moderno y muy juvenil.
Fotos: digsdigs.com