¿Por qué no poner en las
habitaciones de los más pequeños muebles rescatados del pasado? Además de individualizar su espacio y convertirlo en único e irrepetible y por consiguiente: hacerlo diferente, tendremos la satisfacción de haber ayudado a mejorar el mobiliario de su habitación y en un futuro su agradecimiento.
¿No os parece preciosa esa cuna azul?
Pero ya no es solo cuestión de muebles, sino que el
espíritu vintage intenta transmitir cada uno de los elementos que forman la habitación, el sabor inconfundible de otras épocas.
Una pared de ladrillo visto, por ejemplo, transmite toda la esencia de los espacios industriales y te hace recordar hechos históricos que los pequeños que habiten en esa habitación aprenderán en el futuro.
Si además lo combinamos con objetos como una maleta antigua o baúl, unas cajas recicladas de madera a modo de estanterías, algún caballito de madera y una cama de hierro antigua, quizá algo oxidada, el éxito está garantizado.
También podemos apostar por un vintage más romántico, muy cercano al estilo shabby chic, más indicado para el sexo femenino. Bastará con que la paleta cromática derive hacia los tonos pastel (rosados en mi opinión) y añadamos, por ejemplo, detalles plateados en mimbre o espejos de pared con marcos dignos de castillo de princesas.
Los detalles son los que convierten una habitación bonita en una habitación única…
Debemos tener en cuenta que las habitaciones de los más pequeños, son el espacio donde pasan la mayor parte de su día a día, donde juegan, duermen y sueñan; y una decoración armoniosa y con algo de estilo siempre favorece su desarrollo ¿No creen?
Fotos: Decosfera