La silla Nicolle, todo un clásico del diseño industrial, nació en 1933 en Montreuil. Diseñada para cumplir con las normativas de trabajo de principios del siglo XX, que buscaban mejorar el confort y seguridad de los trabajadores, es una silla de taller que luego se convirtió en objeto de culto para los apasionados del diseño.
Fabricada enteramente en acero estampado su seña característica de identidad es el respaldo en «cola de ballena», diseñado en principio para que envolviera y sujetara la espalda de los trabajadores en los talleres. Otra característica es el asiento regulable en altura gracias a que reposa sobre una varilla roscada. Ampliamente copiadas estas soluciones, a posteriori por otros modelos, a todos nos resulta familiar esta silla.
El momento cumbre de esta silla fue en la década de los 60 y su producción cesó en 1990. Casi 60 años de fabricación ininterrumpida constatan el gran éxito que tuvo este modelo. Al cerrar la fábrica, los moldes se guardaron en un almacén. Y pasó a ser pieza cotizadísima para anticuarios y coleccionistas de muebles.
Casi 20 años después, en abril de 2009, Jérome Lepert funda la sociedad M.I.J.L. tras conseguir los moldes originales. Tras 18 meses de pruebas y ensayos consigue comenzar de nuevo la producción de la silla Nicolle con los mismos estándares de calidad que tuvo la antigua silla.
Actualmente esta empresa produce tres modelos de la silla Nicolle en tres alturas diferentes, 45, 60 y 75 cm. y en varios colores. La silla Nicolle podemos encontrarla hoy día junto a las mesas y barras de numerosos establecimientos hosteleros de París, Roma, Miami y muchas otras ciudades. En casa encaja perfectamente como taburete alto para islas de cocina, barra de bar, escritorio y el pequeño taburete sirve también como mesa de café.
Via: deco-design