Como toda habitación de invitados que se precie ésta se fue llenando poco a poco de objetos y complementos sobrantes o retirados del resto de la casa. Las habitaciones de invitados, en general, suelen compartir ese carácter de parada intermedia antes del trastero. La propietaria, una profesional de la hostelería, decidió renovar esta habitación y darle un nuevo aire más fresco.
La ropa de cama no conjuntaba con nada de la habitación, había llegado retirada de otras habitaciones de la casa, por tanto fue una de las primeras cosas que cambió la propietaria. Ropa de cama en color blanco, que siempre aporta luminosidad y sensación de limpieza a la cama. Un edredón con funda de rayas blancas y grises replegado a los pies para caso de necesidad.
La cama de hierro negro se dejó tal como estaba, en color negro. El resto de la habitación se pintó en blanco, gris neutro y algún toque en azul. El negro de la cama actúa como color de contraste.
El escritorio, antes negro, se pintó en color blanco crema fresca. La sensación de frescura y limpieza más la claridad que aporta a la habitación se consiguieron con un coste realmente bajo.
La silla, del comedor de la casa, se vistió con una funda en tela blanca hecha a medida. Sencillez y elegancia para renovar una silla que de otro modo no hubiera conjuntado con nada.
La silla de las toallas se pintó en gris claro y cambió por completo su aspecto. Ahora queda estupenda como soporte de las toallas del baño.
La mesita de noche, también pintada en blanco crema fresca, un plato de cerámica hecho a mano. Una fotografía de la pequeña de la casa, una lámpara rescatada de otra habitación y pintada en el mismo color que la silla de madera. La Biblia en blanco y dorado, recuerdo de Confirmación de la propietaria, y unas hortensias del jardín completan la decoración sencilla, fresca y elegante de esta sencilla habitación de invitados.
Fotos: jennysteffens.blogspot.com.es