Al parecer algo se mueve en el mundo de la decoración, el decorador norteamericano Jonathan Adler ha renovado el interior de la casa que la diseñadora de moda Liz Lange posee en el condado de Westchester (Nueva York). Y lo ha hecho básicamente llenándola de colores brillantes que complementan el blanco y negro de base.
Ya en la sala de estar observamos los ejes básicos sobre los que gira el trabajo de Jonathan Adler, el blanco de fondo matizado por el negro y salpicado todo ello con los detalles color turquesa en cojines, cortinas, tapizado de la otomana y demás detalles.
El comedor como el propio diseñador afirma es un eco del modernismo de mediados del siglo pasado, con una lámpara de los setenta, una mesa Warren Platner de 1966 y sus propias sillas Chinese Chippendale.
El diseñador pretendía que el recibidor tuviera una apariencia limpia y ventilada. Y es obvio que lo ha logrado. El blanco es por tanto el soporte, el lienzo donde el artista puede dar sus pinceladas de color.
Un pequeño solarium montado en la zona adyacente a la terraza, muy años setenta. Silla colgante, bandeja-mesa de Meurice.
En un rincón del dormitorio principal estos sillones tapizados con una lujosa tela de cretona con motivos de elefantes y otros animales que el diseñador ha complementado con un sencillo elefante de mimbre como mesita de centro.
El dormitorio principal presenta este señorial aspecto con la cama rodeada, a modo de dosel, por unas cortinas de lino azul marino que corren por unas barras suspendidas del techo. En el dormitorio, una vez más, sobre el blanco base ha matizado con un color brillante y a la vez tan relajante como el azul. Sólo en las cortinas de la cama, por puro pragmatismo, se establece una barrera a la luz. Toda la decoración de la casa es un homenaje a la luz que baña a esta casa tan abierta al exterior con sus grandes ventanales.
Vía: Housebeautiful