Este mueble ha sido un componente básico del comedor durante muchísimo tiempo y aunque en algunas épocas pueda haber disminuido su presencia en los comedores nunca los ha dejado del todo. Un aparador, aparte de su belleza intrínseca como mueble, tiene una faceta práctica muy interesante. En el comedor el mueble estrella, el que más ocupa y el más funcional es la mesa, ello es obvio. Pero el aparador se erige como un componente fundamental del conjunto.
Las sillas tienen su función bien definida pero el aparador se erige como el primer auxiliar del comedor. Cuando la mesa no puede abarcarlo todo, cuando disponer demasiadas cosas sobre la mesa sería un incordio y un exceso, el aparador se constituye en el compañero ideal. Sobre el aparador podemos disponer desde los complementos no esenciales de la comida hasta un completo bufet. Bebidas, postres, segundos platos pasan antes por el aparador que por la mesa, el aparador es el primer receptor y el primer ayudante de la mesa.
Pero en sí mismo puede convertirse también en una pieza estelar del comedor, un bello aparador con historia puede incluso imponerse en cuanto a valor estético sobre cualquier otro mueble del comedor. Y todavía no hemos hablado de su funcionalidad como mueble de almacenaje, manteles, servilletas, complementos decorativos, cubertería y un largo etcétera pueden guardarse en el aparador para tenerlos bien a mano cuando los podamos precisar en cualquier comida. Con un elegante aparador podemos transformar nuestro comedor en una pieza importante para la recepción y agasajo de nuestros amigos, familiares y cualquier persona que invitemos a comer a nuestra casa.
Fotos: interiordesignonadime.com