Hank es un estudiante de arquitectura cansado de dibujar edificios ficticios para clientes no menos irreales y con propuestas que no acababa de entender. Así que se lanzó a la aventura en todas sus vertientes, decidió crear un proyecto arquitectónico con el cual poder viajar con sus familiares y amigos. Un proyecto real, de verdad, que se puede tocar y que está construyendo poco a poco.
Como decimos el proyecto está en plena realización y de ahí que falten todavía muchas cosas en esta casa rodante o sean provisionales. El interior se ha construido totalmente en madera y cuenta con los servicios básicos, fregadero, cocina, baño, dormitorio, sala de estar y una cantidad extraordinaria de espacio de almacenaje. Nos sorprende este joven estudiante de arquitectura con la cantidad de espacio que se puede llegar a tener para guardar cosas en tan sólo 21 metros cuadrados que mide la superficie habitable de este autobús escolar.
Hank es un joven discreto y que rehúye las estridencias, así ha pintado el exterior del autobús en un tono gris neutro para poder pasar desapercibido. Aunque con ese color y el diseño clásico del vehículo, éste ha tomado un cierto aire penitenciario. Estilo industrial puro, sin duda.
Hank ha tenido la preocupación de realizar todo el trabajo de adecuación de este vehículo siguiendo la línea de las ventanas. No ha tapado ninguna para que el interior reciba la mayor cantidad de luz natural posible. Las estructuras creadas se encuentran siempre por debajo de la línea de las ventanas.
Ha usado paneles de madera clara para recubrir el interior del autobús y el parquet ha sido la opción elegida para recubrir el suelo. Ha aprovechado para ello el suelo de un viejo gimnasio.
Hay multitud de estanterías, armarios y recovecos donde guardar todo lo que necesita el habitante de esta casa rodante cuando se desplaza con ella. Un interesante proyecto que esperemos ayude a este joven emprendedor a convertirse en un gran arquitecto.
Fotos: home-designing.com