Vivir en un apartamento cuya superficie tan solo es de 12 metros cuadrados puede ser una pesadilla o el sueño hecho realidad de un adolescente que anhela vivir en su habitación. En los tiempos que corren estas microviviendas son cada vez más habituales, desde luego no son normales, pero sí cada vez más frecuentes sobre todo en grandes metrópolis como París.
Una vivienda tan pequeña requiere un enorme esfuerzo de planeamiento y diseño, porque seamos sinceros, encajar en tan poco espacio todo lo que necesita una persona para vivir es muy complicado.
Pero en este apartamento parisino parece que los arquitectos Marc Baillargeon y Julie Nabucet han conseguido encajar todas los elementos del puzzle para que el habitante pueda vivir cómodamente. La cama puede ocultarse, total o parcialmente, en la oquedad creada por la elevación del suelo en el espacio dedicado a la cocina y el cuarto de baño.
Si sólo se oculta parcialmente la cama queda un sofá y la mesa de centro se puede colocar debajo del escritorio con armarios colgados en la pared.
Cuando la cama se oculta por completo queda un espacio despejado para permitir la deambulación o la realización de alguna actividad que requiera más espacio libre.
Todo el apartamento es como una caja de sorpresas, como uno de esos escritorios decimonónicos llenos de cajones ocultos, casi todo en este apartamento tiene más de una función y la segunda es casi siempre el almacenamiento. Es lógico que el gran problema ha sido encontrar o crear suficientes espacios donde guardar los objetos para que vivir en un espacio tan reducido no se convierta en un suplicio.
Hasta los dos escalones que conectan los dos niveles de la vivienda son espacios de almacenamiento en su interior. Con inteligencia y una mente ágil y despierta se pueden resolver casi todos los problemas.