El restaurante BON de Bucarest, en el corazón de Rumanía, es un ejemplo de cómo el estilo vintage también se puede adaptar a espacios tan singulares como la decoración de un restaurante. El arquitecto que lo ha diseñado, el rumano Cristian Corvin, ha sabido cómo usar las ventajas de este estilo para crear un interior sorprendente que enriquezca el ambiente con cada uno de sus matices.
Las paredes han sido decoradas con puertas y postigos de ventanas en desuso. Un toque premeditadamente vintage que engrandece el espacio de este restaurante con un encanto que va más allá de lo meramente rústico. La belleza de lo clásico y el diseño industrial se funden con mucha calma, creando un ambiente muy acogedor.
Todo está muy cuidado, desde las mesitas de madera con taburetes en tres tonos (madera clara, marrón y madera oscura) hasta los expositores con las botellas de vino de la carta. Uno de los puntos fuertes del lugar es este patio exterior de gran belleza y expresividad, el mejor ambiente para celebrar cenas románticas:
La iluminación del local corre a cargo de unas lámparas colgantes de estilo marcadamente industrial. Hay algo entre decimonónico y muy coqueto en el ambiente final recreado, con una paleta de colores neutros y suaves que va ascendiendo gradualmente.
Los tonos beige, el gris y el salmón se alternan tranquilamente con el azul elegido para el respaldo de los asientos, además de un ligero toque rojo en algunos puntos que transmite mucha energía al decorado. En definitiva, una decoración inspirada que hacen de este local un sitio de obligada visita.
Fotos: corvincristian.com