Posada en lo más alto de una montaña esta cabaña diseñada por Casey Brown, un arquitecto especializado en el diseño de cabañas rurales, fue un pequeño capricho de su propietario. Una forma de mantener un campamento permanente sobre esta atalaya desde la que otear kilómetros y kilómetros de paisaje.
La cabaña se encuentra en Mudgee, Nueva Gales del Sur, allá en la lejana Australia. En una inmensa finca dedicada a la cría de ganado ovino, esta construcción es un pequeño pero milagroso refugio dentro de esa inmensidad de terreno. Debido a lo agreste del terreno, la cabaña fue construida lejos de aquí, después vivió un aventurado viaje hasta llegar a su destino final.
De tan solo 3 m x 3 m de planta y con un total de 18 metros cuadrados habitables, esta construcción consta de dos plantas donde pueden vivir temporalmente una o dos personas. Su interior cuenta con los servicios imprescindibles y una estufa de hierro, completamente imprescindible para soportar el duro invierno de la montaña. Recubierta por completo de planchas de cobre, su estructura panelada en sandwich posibilita un cierto aislamiento del interior. Tres de los lados cuentan con paneles móviles que permiten abrir la cabaña al exterior y aprovechar las brisas serranas en el cálido verano.
Asimismo al cerrar todos los paneles la torre se transforma en una cápsula que puede aislarte de las tormentas y las ventiscas y los incendios que en ocasiones azotan estas tierras casi salvajes. Está dotada con un aljibe en la parte trasera que aprovecha las aguas pluviales e incluso cerca cuenta con un rústico retrete también elaborado con madera recubierta con plancha de cobre como la cabaña.
Fotos: archdaily.com