Se van notando las ganas de verano y vacaciones, el calor, el mar y el «dolce far niente» junto a la piscina. Estas imágenes que os traemos son de una casa de playa en Mallorca, esa isla divina donde el Mediterráneo se convierte en un mar de otros tiempos, limpio, fresco y cristalino. Castiguémonos con ellas o viajemos con la imaginación, todo dependerá de la actitud que adoptemos ante su visión.
Yo prefiero viajar con la imaginación y disfrutar de la frescura y encanto de esta casa con tanto estilo. Tonos neutros, materias primas naturales y deliciosos toques de azul que conectan el interior de la vivienda con el mar que se encuentra a sus puertas y que asoma incluso al interior a través de las ventanas.
La alfombra de esparto es un elemento decorativo y práctico que se repite también en el dormitorio. Fresca, natural y útil para descalzarse y dejarla masajear los pies al caminar sobre ella.
Naturaleza, arte y tradición todo ello nada más entrar en la casa en este espectacular distribuidor que no necesita de mucha cosa para ser grandioso con ese ventanal al mar.
La cocina como debe ser, práctica, moderna, de líneas rectas y fácil de limpiar. En color gris para no salirse de la norma de la decoración de la casa.
En una esquina del living hay una zona de comedor junto a un enorme ventanal que da al jardín y al mar como hemos visto antes. Una delicia desayunar ahí cada mañana viendo ese mar, una visión relajante y vitalizante a la vez.
El dormitorio también tiene ventana al exterior por la que la luz del Mediterráneo puede despertarte cada mañana su diáfana claridad. El cuarto de baño de mármol es escueto pero no precisas más, una ducha y a disfrutar.
El porche de la casa está muy bien adaptado a las características de la vivienda, ofrece un espacio de rélax y confort para estar fresco pero sin que te molesten los vientos de la isla.
Y el punto cumbre de la casa vacacional es ésta preciosa piscina con vistas al mar. Una joya que cualquiera desearía poder disfrutar alguna vez en la vida.