La que posee la diseñadora de interiores londinense Lisa Burke es la tradición y modernidad juntas. Se trata de una construcción del siglo XVIII decorada con un estilo bohemio que refleja la mezcla de culturas del país, raíces africanas y legado francés. Sufrió una intensa remodelación en la que se han respetado elementos antiguos. El cambio más radical fue derribar algunas paredes para crear espacios abiertos.
En ella conviven elementos clásicos, sobre todo estructurales, con muebles actuales de corte minimalista. En la estructura que se ha mantenido destacan la madera y la piedra como elementos básicos de una vivienda tradicional. El pavimento hidráulico nos retrotrae a la época colonial francesa del siglo XIX.
A parte de los muebles modernos también se ha echado mano de muebles de estilo africano y algunos con mucha solera y acabado desgastado. Los pilares de piedra y las vigas de madera son un encanto.
La cocina es amplia, abierta con todo lo necesario, parrilla incluida, para poder degustar los mejores platos de la zona. Una magnífica combinación de cocina tradicional marroquí con las corrientes minimalistas más actuales.
Es sorprendente lo bien que se interrelacionan los elementos clásicos del país con las corrientes europeas más actuales en decoración de interiores.
El pavimento con su variado diseño geométrico ayuda a crear un nexo de unión entre las distintas zonas de este gran espacio que abarca la cocina y el comedor.
La combinación de un armario tradicional marroquí con un par de sillas modernas resulta muy acertada.
Los vanos de las puertas se han mantenido con su característica forma redondeada, típica de todo el Magreb.
Del mismo modo la cama del dormitorio principal se encuentra sobre una elevación del suelo como también suele ocurrir en toda el área del Norte de África.
La carpintería artesanal en madera oscura y un tanto tosca más la piedra y el cemento le confieren a esta casa un aspecto tradicional a la par que moderno.